lunes, 18 de mayo de 2009

Préstame el ruido de tus pasos

ALBA TALADRID • TRAZO

José María Arroyo sentado junto a la cama de José Manuel López
José María Arroyo sentado junto a la cama de José Manuel López
"Más de mil kilómetros para venir a verte. Y lo que queda de vuelta. Pero con mucho gusto". "¿Por qué no me llevas a mi también". "Si pudiera prestarte mis piernas...". Cinco minutos antes de un diálogo teñido de emoción tanto como de impotencia, José María Arroyo y José Manuel López no se conocían de nada.

El primero vive en Talavera de la Reina, Toledo. El segundo, en Chaián, Trazo. Los une la desgracia, pero también el espíritu de lucha. Hace seis años la hija de José María, Belén, recibía un diagnóstico lapidario: con 30 años comenzaba a evidenciar los primeros síntomas de esclerosis múltiple, una enfermendad degenerativa e incurable. El mismo mal tiene desde hace doce años postrado en una cama a José Manuel López, cuya enfermedad ha desembocado en un drama social por la falta de atención adecuada a su situación.

Meses atrás, el padre toledano, inmerso ya en una lucha particular en demanda de mayor investigación y atención social a los enfermos de esclerosis, leía en la página web de EL CORREO GALLEGO la historia de José Manuel. "Sufro esclerosis desde hace doce años y tengo que pagarme hasta el fisio", denunciaba el joven tracense. La injusticia social que relataba a modo de biografía conmovió a Arroyo, hombre comprometido no sólo con la batalla contra la enfermedad sino con el consuelo y la compañía a quienes la padecen y se sienten, como José Manuel, solos y olvidados por el mundo.

Arroyo, profundamente creyente y "convencido de la fe y la esperanza", inició entonces el cuaderno de bitácora de una peregrinación no sólo en el espacio sino también en las conciencias: diseñó un itinerario de marcha peregrina por distintas cunas de fe hasta Santiago, para terminar después en Trazo, acompañando a José Manuel en su propia casa, de la que él no puede moverse.

Ofrecido en una promesa tras la enfermedad de su hija, José María Arroyo, partió el 27 de abril de Talavera con un propósito inamovible, llegar a Compostela sin ayuda alguna para desplazarse más que sus piernas, las que no sostienen a su hija.

Rezó ante el Cristo de la Victoria en Cáceres, después en Fátima y por la costa portuguesa llegó a Baiona, Padrón y Santiago. Ayer por la tarde culminaba su viaje espiritual en Chaián, donde sentado a los pies de la cama de José Manuel le recordaba que su drama es el de muchos y que la unión y la fe generan esperanza. Esperanza de que el enfermo tracense reciba de una vez la ayuda que necesita (tras la denuncia en este diario se le ofreció servicio de transporte, aunque de pago); de que se investigue contra una enfermedad que sufren más de 4.000 españoles y de que la angustia de los enfermos se deje oír más allá de sus habitaciones.

. ataladrid@elcorreogallego.es

1 comentario:

Gabriela dijo...

Tengo esclerosis múltiple, desde hace 2 años comenzaron los síntomas, apenas hace 2 recibí el diagnóstico, me preocupo y mucho, no pienso dejarme caer, quiero volver a trabajar, aportar a esta causa, que las personas conozcan el otro lado de la EM, productivos, con algunas limitaciones pero totalmente humanos.

Gabriela Monterrey N.L, México